El turismo es una de las industrias más influyentes en nuestro entorno, contribuyente al cambio climático y desencadenante de transformaciones territoriales. Su impacto negativo se manifiesta a través de la emisión de gases a la atmósfera, generación de residuos, contaminación de aguas, saturación o deterioro de espacios naturales…Todo esto implica la modificación de los destinos tal y como los conocemos hoy en día.
El cambio climático es una realidad (en este espacio ignoramos deliberadamente a quien opine lo contrario). Nuestras acciones o inacciones contribuyen a que esta situación pueda mejorar o se acelere.
Este informe revela la vulnerabilidad del sector turístico frente al cambio climático, concretamente en España, aunque se puede extrapolar a muchos otros territorios. Resumidamente, estima que, a finales de este siglo, los días cálidos se incrementarán en casi un 50% para el escenario más emisivo. De esta manera, las olas de calor serán más largas, pudiendo llegar hasta los 50 días anuales. Por otro lado, disminuirán las precipitaciones y el suelo perderá humedad.
Además, este informe no está solo en sus advertencias. Cada vez surgen más artículos y estudios que exploran las previsiones y las inevitables transformaciones en los destinos turísticos. Habrá diferencias en el volumen de los acuíferos, en la calidad del agua, o a la ocurrencia de fenómenos atmosféricos extremos. Esto provocará sequías, incendios, migraciones, erosión del suelo, reducción de la diversidad…
Aunque pueda parecer ajeno al turismo en un primer vistazo, la realidad nos demuestra lo contrario. El acto de viajar se ha convertido en un hábito arraigado en muchos países. Un reclamo dentro de nuestro derecho al descanso (en los países del Norte, y cada vez más, en los del Sur). El turismo implica, por su propia naturaleza, moverse por un territorio específico, y en ese proceso, está íntimamente vinculado a ese territorio.

¿Cómo se verán afectados los destinos turísticos de 2050?
En el horizonte del año 2050, los destinos turísticos en todo el mundo enfrentarán desafíos sin precedentes debido al cambio climático.
- En España, un país conocido por su belleza costera y paisajes naturales, estos desafíos serán particularmente notorios:
- Retroceso de playas emblemáticas. Por ejemplo, en España, en el Cantábrico, Galicia y Canarias. El aumento del nivel del mar amenaza con alterar la geografía costera. Un imán que ha sido y sigue siendo factor de decisión para los turistas. El Mediterráneo es uno de los principales destinos internacionalmente conocido y generador de ingresos. Esta tendencia implica que se perderá capacidad de carga en las playas. Estas podrían acoger un 51% de la demanda turística total actual para 2075.
- Mayor frecuencia de mareas de tormenta. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) lo explica así de bien: Una marea de tormenta es una subida anómala del nivel del agua fruto de una tormenta. La causa principal son los intensos vientos asociados a un ciclón tropical o una tormenta severa en latitudes medias. Esto puede afectar a la función de protección frente a eventos costeros extremos y por tanto menor seguridad.
- Pérdida de humedales como la ría de Avilés o Bilbao. Por no hablar de acuíferos y aguas subterráneas. El Parque Nacional de Doñana, además Patrimonio de la Humanidad, se enfrenta a una situación de no retorno.
- Pérdida de hábitats de vegetación costera y pérdida de la superficie de las marismas entre el 20% y 90%, y por tanto pérdida de recursos naturales.
- Disminución de la profundidad de la nieve. En consecuencia, repercusión en los recursos deportivos de invierno como el cierre estaciones de esquí. La nieve será un recurso excepcional en muchas partes de España. La diversidad oceánica y terrestre verá como sus pequeños habitantes reducen la población, migran, mueren o enferman.
- Los flujos masivos de turistas se desplazarán a nuevos puntos. En nuestro país, hacia el norte.
- Europa también se verá afectada:
En primer lugar, la región del sudoeste, teniendo España un alto grado de vulnerabilidad, y sus ciudades, se verán más desprotegidas de los eventos extremos. Países como Italia o Grecia también verán incrementar los efectos “isla de calor”. Además de producirse mayores necesidades de sombra o riego, inundaciones en ciudades costeras, incremento de ciertos parásitos, riesgo de incendios cercanos… entre otros muchos. Mira este artículo que muestra cómo cambiarán las temperaturas y pernoctaciones en esta zona del planeta, la más visitada.
Por ello, el turismo será mucho más estacional. Dependerá aún más del clima, sobre todo, en las zonas más afectadas y para las personas más mayores o vulnerables.
- Otras partes del mundo:
En Latinoamérica, por ejemplo en México y Brasil, cuyas costas generan la mayoría de sus ingresos turísticos, tendrán que reinventarse por la subida del mar. Para 2100 se estima que partes de la península de Yucatán queden bajo el agua. En Río de Janeiro sería su famosa playa Copacabana la que cambiaría su aspecto por este aumento.
En Colombia, Magdalena y Santa Marta, destinos favoritos de sus ciudadanos, se estima que dejarían de existir.
Nicaragua y Honduras, se verán afectados por fenómenos extremos como los huracanes, que se volverán más peligrosos.
Asia tampoco se libra, entre las ciudades más vulnerables destacamos Shanghai, Hong Kong, Hanoi o Dhaka. Además se estima que Yakarta del Norte en 2050 esté inundada en un 95%.
De hecho, se estima que para finales de siglo desaparezcan la mitad de las playas. Para las proyecciones de 2050 se podría evitar un 17% de las pérdidas si los gobiernos se implicaran. Para 2100 casi un 40%, pero hay que comenzar a tomarse en serio el cambio climático, y en nuestro sector, la limitación del turismo.
¿Cómo puede afectar a los destinos en términos generales?
- Pérdida de biodiversidad en fauna y flora, deterioro del entorno y contaminación constante.
- Desplazamiento de residentes (inmigrantes climáticos).
- Desplazamiento de núcleos turísticos y por tanto, de los flujos turísticos.
- Pérdidas económicas.
- Deterioro de infraestructuras.
- Necesidad de nuevas inversiones.
- Pérdida de identidad cultural
- Posibilidad de complejos turísticos al servicio de nuevas necesidades del turista.
¿Qué alternativas pueden utilizar los destinos para un Turismo Sostenible?
La diversificación de la oferta será fundamental para hacer frente a la estacionalidad, y por tanto el desarrollo de otras tipologías turísticas. Es muy importante que los diferentes prestadores de servicios se impliquen. Por ejemplo, utilizar energías renovables, productos biodegradables o alimentos de proximidad y tengan certificados energéticos reconocidos. Si eres una empresa turística, debes saber que hay consultoras que establecen programas de asesoría para prácticas sostenibles. Incluso hay herramientas de cálculo de la huella de carbono para poder trabajar sobre ello.
Igualmente, se debe tener en cuenta la capacidad de carga de un destino turístico (máximo número de personas que podrían estar en un día sin generar un impacto negativo). Algunas ciudades como Barcelona, Mallorca o Venecia ya han limitado el número de grandes cruceros por día para evitar la masificación. Pero a esto se deben sumar otras medidas para ver resultados significativos y una gobernanza como la base de la política.
Muchos son los objetivos que se quieren alcanzar para 2050 en acuerdos internacionales y asociaciones. La reducción a cero de las emisiones de CO2 por parte de alojamientos o compañías aéreas suele ser uno por excelencia. Hay que dejar de ver desde las instituciones estas medidas como opciones para verlas como obligaciones.
¿Qué alternativas podemos implementar nosotros para un Turismo Sostenible?
Nuestra responsabilidad individual y colectiva en la preservación del planeta se refleja en nuestros hábitos de consumo, que deben ir cambiando progresivamente y enfocarse en ser más sostenibles.
Saber con quién estamos contratando los servicios y la filosofía de la empresa, utilizar el tren para distancias cortas en lugar del avión, no consumir multinacionales gastronómicas o textiles, llevar nuestra botella reutilizable…
En este artículo dábamos más claves para el turismo del futuro.
El año 2050 puede parecer distante, pero los efectos del cambio climático ya están presentes y son bastante alarmantes. Poco tiempo nos parece para poder evitar consecuencias irreversibles. La implicación de todos los entes es fundamental. Cada elección que hacemos como viajeros tiene un impacto, y debemos tomar medidas ahora para evitar consecuencias irreversibles en el futuro.
Entonces la gran pregunta es: ¿estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos de consumo en los viajes?