El turismo con una finalidad deportiva, ya sea de práctica o de contemplación, está en auge desde hace años. En este reportaje de Traveler, «El ‘boom’ del turismo deportivo«, encuentras todo tipo de prácticas y ejemplos. A día de hoy, el turismo deportivo sigue motivando a las personas a moverse y los servicios e instalaciones que se demandan y ofrecen son de mayor calidad.
Incluso hay comunidades, como Cataluña, que tienen certificación de Destino Turismo Deportivo, con la garantía de recursos e instalaciones de calidad para su práctica.
Personalmente, realizo senderismo desde hace muchos años, siendo mi principal motivación el contacto con la naturaleza, de ahí que me encante andar. Pero, no he venido a hablaros de esta modalidad como turismo deportivo, sino del surf, un reciente descubrimiento.
En mi viaje a Australia en mayo de 2019 entré en contacto con este deporte que no había realizado en mi vida. Pero, ¿cómo vas a ir a una de las cunas del surf y no realizarlo?. Así que fuimos a un minicurso de un día. Y aprendí las nociones super básicas.

¡El gusanillo despertó en mí! Tanto que ese mismo año, el tiempo de mis vacaciones de verano, lo destiné a pasar una semana en Somo (Cantabria), realizando un curso de surf para principiantes. Incluía el material, que para mí era de lo más importante ya que no poseo tabla o neopreno.
Me encontré con un ambiente peculiar, un aura característica. La zona es conocida por su gran playa y por la Escuela Cántabra de Surf. Aquí realicé el curso y me alojé en el camping asociado a la escuela. En el ambiente se respira un atmósfera surfera. Practicándolo, se suma la vivencia desde dentro.
Para empezar, realizar surf u otro deporte en diferentes zonas del mundo, te lleva a conocerlas mejor (en 2020 lo realicé ocasionalmente en la playa de Laga, Vizcaya). Tu interés te llevará a buscar sitios concretos, a profundizar en la zona geográfica a la que te vas a desplazar. Y la experiencia de realizar una actividad alternativa en un entorno diferente provoca una sensación de felicidad.
En el surf, a ciertas horas, estar en el mar, sin gente bañándose… (agradeciendo el bendito neopreno) te acerca a otra forma de disfrutar del entorno local. Provoca que te muevas en las áreas de interés más cercanas, ya que el turismo deportivo de práctica lleva consigo un desgaste físico, y en el caso del surf, bastante alto.
En mi experiencia, el turismo deportivo de práctica va bastante asociado al turismo gastronómico de la zona, lo cual es una gran repercusión económica a nivel local, potenciando el contacto con la población y sus negocios. (Lo típico, que sí el agua da hambre… pero ¡qué verdad!). La croquetería La Artesana, en Loredo, fue uno de nuestros preferidos.
Además, en los cursos, suele haber gente de todo el mundo, por lo que el intercambio de opiniones y experiencias es enriquecedor para el viajero.
Por otro lado, según el lugar donde habitemos, a muchas personas nos es complicado la práctica de ciertos deportes. Por ello, nuestro tiempo de ocio y vacaciones pasa a convertirse en el momento ideal para compaginar tiempo libre y actividades alternativas.
Vacaciones, surf (cualquier deporte) y gastronomía me da una sensación súper reconfortante que he descubierto recientemente. Por ello, en realidad, vengo a animarte a que busques un deporte que no puedas hacer normalmente y lo conectes con tu tiempo de vacaciones, aunque sea durante un día. Que cuentes con un buen profesional si es necesario. ¡Y que luego te pegues una buena comilona!